
Transcribimos una noticia publicada hoy exactamente hace 124 años, un 13 de julio de 1892. Dice así:
«En la playa de La Coruña se ha recogido un frasco de ginebra que flotaba sobre las olas; estaba vacío y contenía un papel escrito con tinta violeta que decía lo siguiente:
«Me llamo Isidoro Flórez Loureiro, natural de Mugardos, partido judicial de Ferrol. Estando pescando a siete millas de Cabo Ortegal me cogió un temporal con vientos del Noroeste, que me fue llevando a la costa de Corrubedo y se despedazó mi embarcación y yo me fui al abismo del fondo el día 2 de Mayo de 1892. Adiós, hijitos de mi alma y esposa.»
El papel en cuestión, que es una tira del llamado de hilo, está impregnado de petróleo, cuyo olor se percibe todavía.
Tal vez aquel frasco era el destinado a contener el aceite mineral que servía para alimentar el farol de abordo y después de vaciarlo sirvió para encerrar en él, dándolo a las olas, que lo llevarían más o menos pronto a algún punto del litoral, la última expresión de un moribundo.»
Cerrad los ojos e imaginad a ese hombre escribiendo su epitafio en medio de la tempestad.
Espeluznante.
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