
Cincuenta y siete años, once meses y diez días después de que la estela del Debonair se disipase en el océano y de que sus tres ocupantes desapareciesen en el horizonte, alejándose de nuestras vidas o de las vidas de quienes entonces moraban en el cabo, una integrante de la familia Davis ha vuelto a Corrubedo para cerrar el círculo.
Hoy, domingo 24 de febrero de 2019, Hanna Slater [sobrina de Thomas, nieta de William y Heather] ha estado aquí.

Y una ocasión tan excepcional no podía pasar desapercibida. La Asociación Corrubedo XI Siglos ha organizado un acto para celebrar el reencuentro tras saber de la visita de Hanna por la carta de Kay, su madre, quien nos escribió para relatarnos qué les había reservado el destino a sus padres (sabores y sinsabores) y para anunciarnos la futura venida de su hija en el marco de un programa de intercambio escolar.
El homenaje tuvo lugar en el atrio de la iglesia después de misa de doce. El escenario no podía estar más imantado de significado: (1) sus campanas tocaron a rebato a la mañana siguiente del infausto naufragio —acaecido en un temporal durante la madrugada del 26 de octubre de 1960— para alertar a toda la población que corrió en su auxilio, (2) dentro del templo se custodia la medalla concedida por la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos que el pueblo recibió al año siguiente por su heroico comportamiento y (3), justo allí, a un paso de donde se desarrolló hoy el acto, se erige el monolito conmemorativo del cincuenta aniversario de la gesta del Debonair, inaugurado en 2010 a iniciativa del Club de Jubilados de la parroquia.

El alcalde de Ribeira Manolo Ruiz, el concejal Suso Freire, nuestro cura don Gelasio; Fernando Vilariño y Francisco Sánchez Fraga en representación de Corrubedo XI Siglos… autoridades y personalidades participantes en el evento amén de muchos vecinos.
Y en un lugar destacado, familiares de Alejandro Reino, aquel que junto con su esposa María acogió a los Davis en su casa durante los cinco meses que permanecieron con nosotros.

Allí estaba su hermana Joaquina, hoy con 83 años, partícipe del calor que se le dispensó a Heather, Oscar y Thomas en el hogar de los Reino. Al ver a Hanna, ambas se fundieron en una abrazo cargado de simbolismo.
Allí estaban también dos de los hijos de Alejandro y María: Alejandro y Agustín, muchachos en aquellos tiempos.

Durante el acto, Joaquina quiso rememorar un nombre para nosotros ignorado: el del abogado santiagués Luis de la Peña, que fue quien tuvo la idea de fabricar la plataforma de madera con que se logró sacar el Debonair de la arena donde había encallado. Alejandro construyó la estructura y Luis se encargó de coordinar los trabajos para que la titánica tarea de librar el buque de su atolladero llegara a buen término.
Fernando Vilariño reveló algún dato más. Como que Luis hizo las gestiones para que Corrubedo fuese obsequiado con la medalla colectiva de Salvamento de Náufragos. Y que —descontando alguna instantánea aparecida en la prensa de la época— él tomó las fotos de los Davis que han llegado hasta nosotros.

Aparte del cariño de la gente, Hanna —quien ha venido desde Vigo acompañada de su familia de acogida y de otros estudiantes de intercambio— se llevará de aquí varios recuerdos. Por ejemplo, un dossier informativo elaborado por Corrubedo XI Siglos en el que se recrean los acontecimientos del naufragio del Debonair. También un plato conmemorativo de sus 50 años entregado por Manola Domínguez, que era la presidenta del Club de Jubilados en 2010.
Y en nombre del Ayuntamiento, su regalo institucional: una réplica en cerámica de Sargadelos de nuestro precioso faro. Contiene una pequeña placa con este texto: «En recuerdo de William Oscar Davis y Heather St. Clair, que con su hijo Thomas permanecen en la memoria colectiva de este pueblo. Corrubedo, 24 de febrero de 2019.»

Para acabar, una visita obligada.
Hanna se adentró en la iglesia para contemplar nuestra Virgen del Carmen y, prendida en su manto, la medalla de la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos: la insignia que esa misma efigie recibió en septiembre de 1961 en un acto público celebrado en el puerto.

Hay lazos invisibles que nos unen. Que están ahí con nosotros aunque casi nunca seamos conscientes de ellos. Podemos pensar que el paso del tiempo, el ignorarlos apremiados por nuestras urgencias de cada día, los deshilachan, que se desgastan hasta romperse por nuestra indolente pasividad.
En días como hoy queda demostrado que no podían ser más resistentes.

25/02/2019 at 03:31
Such a beautiful day for Hanna and our families. We look forward to seeing you all again soon. We know these are friendships will grow through the years. Thank you to everyone who made this so special. ♥️ All of my best wishes, Kay Slater (Hanna’s mother, Heather’s daughter).
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