En el día de hoy, 11 de septiembre de 2016, quince años después de que las Torres Gemelas sucumbieran allá al otro lado del Atlántico, un grupo de aficionados heroicos ha disputado en el entorno del faro de Corrubedo un campeonato de pesca desde roca a fondo: el primero de este tipo nunca antes celebrado en la península del Barbanza.
Parece que los dioses de la meteorología se lo han querido poner difícil a los participantes ya que, tras semanas ininterrumpidas de sol, hoy hemos amanecido con niebla espesa y un mar de esos que es preferible admirar de lejos…
Pero no. Los competidores se apostaron en las piedras a las nueve de la mañana para durante cuatro horas intentar lograr el mayor número de capturas y, sobre todo, el mayor peso entre todas las piezas: el premio de los premios conforme a las bases redactadas por el Club de Pesca Deportiva Nordés, el impulsor de esta flipante cita.
Algunos se nos lamentaban de lo magro de la cosecha. «Con este mar de fondo solo pescamos algas», nos decían mientras nosotros nos las teníamos con nuestro propio dilema: sudando a chorros, tratábamos de no resbalar al saltar de roca en roca, con la cámara al hombro, el estruendo de las olas batiendo con saña a nuestros pies y un faro envuelto en bruma que se hacía más y más difuso a nuestra espalda. Una experiencia inolvidable.
Con independencia del resultado de la prueba, para nosotros ha sido toda una lección en la que hemos aprendido que aunque en tierra firme hay que echarle arrestos para ejercitar esta afición, especialmente en días como este domingo. Pesca deportiva, la llaman… deporte de riesgo, matizamos nosotros. Os dejamos algunas fotos del certamen con la esperanza de que sea la primera edición de muchas. Si es así, el año que viene más y mejor. A soltar adrenalina.
P.D. Y el gran vencedor fue José Andrés Seoane Brañas, de la Asociación de Pesca Deportiva Robalo de A Coruña; y el que mayor número de capturas obtuvo, Yago González Mourelos, del Club de Pesca Marítima O Isco de O Grove. Aquí queda dicho.
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