
El domingo 9 de abril de 1923, mientras se celebraba la romería de los Dolores en Sirves, parroquia de Olveira, un tal Juan Santos fue abordado con intenciones no pacíficas por cuatro mozos: Juan Ramon Romay Graña (alias Cubano), José Sayar Parada, Andrés Ageitos García y Juan Brión Martínez (alias Carroncho).
Cubano arrebató a Santos el palo que llevaba en la mano y lo empleó para darle un garrotazo en la cabeza y, ya tendido, seguir tundiendo en él. Carroncho intentó clavarle un cuchillo, pero se lo impidió una moza, Teresa Vidal, que se interpuso entre ambos. José Sayar y Andrés Ageitos le dispararon varios tiros, alcanzándolo. El diagnóstico: José Santos resultó herido en el lóbulo parietal izquierdo, en la frente y en una rodilla. Tardó en curar cincuenta y dos días, y los agresores fueron puestos a disposición judicial.
Al año siguiente, en abril, la causa fue vista en la Audiencia de La Coruña.

El fiscal había pedido un año, ocho meses y veintiún días de prisión y quince días de arresto menor para los pistoleros Parada y Ageitos; y un año y un día de prisión más quinientas pesetas de indemnización para Cubano y Carroncho…
La defensa del letrado Gabriel Monelos Rodríguez debió de ser bastante eficaz si es que le damos crédito a la condena que le cayó a uno de ellos según vamos a informar más abajo. Sea como fuere, en agosto de 1924 los tribunales desestimaron un recurso de casación interpuesto por los cuatro acusados:

A partir de aquí, colegimos que la maquinaria de la justicia siguió su curso y que aquel cuarteto de truhanes fue encarcelado. Pero aún no había acabado el año cuando un lamentable suceso volvió a estampar uno de los cuatro nombres en letras de imprenta…

Desde la prisión provincial de La Coruña, Andrés Ageitos García, pistolero en la reyerta de Sirves, dirigió una carta a La Voz de Galicia en la que pedía el indulto a raíz del fallecimiento cinco días antes de su padre y de su único hermano en un naufragio en la ría arousana. Según la misiva, la tragedia había dejado desamparadas a sus cinco hermanas. Andrés, que estaba cumpliendo una condena de seis meses de prisión, pedía al periódico que se hiciese eco de su solicitud «pues su mayor aspiración sería acudir al lado de sus hermanas para prestarles el amparo de su trabajo».
¿Qué naufragio había sido aquel?

El de la lancha María Rosa en el Carreiro de Sagres. Hace tres años ya dedicamos un post a relatar esta desgraciada historia en la que murieron los seis tripulantes de la embarcación mientras regresaban a Corrubedo. Entre ellos, el patrón Francisco Ageitos y su hijo Vicente Ageitos García, que a lo que parece eran parientes de primer grado del recluso Andrés.
También habíamos explicado en aquel artículo que, a raíz del suceso, se despertó una densa ola de generosidad en forma de colectas y dádivas destinadas a las familias de las víctimas. Ahora veremos que la misma marea arrojó a la orilla otra ola compasiva: la de las aguerridas cigarreras de la Unión Tabacalera de La Coruña que, formadas en comisión y conmovidas por la carta de Andrés Ageitos, acudieron hasta el presidente de la Audiencia para pedir su libertad provisional.
Así lo contó el diario El Ideal Gallego:

Y así La Voz de Galicia…

En este último texto, el más sentido, se afirma que a Andrés le faltaban cuatro meses para salir de prisión. En cuanto a si las gestiones de las cigarreras coruñesas tuvieron éxito, lo ignoramos, más allá de la buena acogida que les dispensó el presidente de la Audiencia (aunque indicando a las mujeres, eso sí, que se dirigieran al ministerio de Gracia y Justicia).
Ahora bien. Hay algo que no podemos dejar pasar… Andrés sí tenía un hermano en disposición de cuidar de sus desamparadas hermanas. Curiosamente, vimos un retrato suyo en la exposición Corrubedo en los archivos que comisarió en septiembre pasado Francisco Sánchez Fraga. La fotografía formaba parte del Registro de Emigrantes elaborado por el Ayuntamiento de Ribeira entre 1928 y 1939. La inscripción llevaba una fecha: 15 de noviembre de 1925. El nombre de ese hermano: José Ageitos García. Su destino: Nueva York.

Diez años después, Andrés Ageitos García se enfrentará a otro proceso judicial como remate de una complicada y rocambolesca historia iniciada en la Gran Manzana en la que incluso su hermano José desempeñará un papel.
Pero ese es otro asunto y, además, ya lo hemos contado…

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