HOXE TRAEMOS UN NOVO ARTIGO DE SANTIAGO LLOVO TABOADA:

Hai uns meses relatamos como foi o naufraxio do bergantín goleta Nemesia. Hoxe imos contar a historia doutro naufraxio, esta vez acontecido uns anos antes a un barco máis grande cargado de carbón, sen vítimas e á vista dos veciños de Corrubedo.

O barco chamábase Febo, era unha brickbarca (a este tipo de embarcación tamén se lle chamaba corveta ou simplemente barca) da matrícula da illa de Malta. Fora construído nesa illa en 1842. Era de madeira de carballo forrado na obra viva con chapas de cobre. Desprazaba 414 toneladas e montaba tres paus con velas cuadras, arboradura axeitada para a navegación transoceánica. O seu armador era F. Azzopardi e o capitán no momento do naufraxio Vicente Losca, ambos malteses [1]

Brickbarca en medio dun temporal [2]

Esta embarcación acostumaba a facer a ruta entre La Valeta, a capital de Malta, e o Reino Unido. Foi nunha desas viaxes, logo dunha arribada forzosa á costa galega, cando acabou en Corrubedo, perdéndose completamente.

A historia do naufraxio do Febo comezou o 30 de decembro de 1867. Ese día saíu de Liverpool con destino a Malta cargado de carbón en pedra. Segundo a declaración do capitán, Vicente Losca, e do piloto Antonio Scotte, no correspondente documento de protesta de mar outorgado o día 20 de xaneiro de 1868 no propio porto de Corrubedo: «(…) navegaron regularmente hasta el día siete del actual, cuando en la latitud (…) se encontraron con mar grande del Nor-Oeste y Sud-Oeste con muchos valances; que sondaron las bombas y observaron que hacía la nave diez pulgadas de agua cada dos horas; que continuaron navegando con viento fuerte del Sud-Oeste y mar grande, tomando el agua de la bomba más incremento hasta el diez de enero, en cuyo día hacían ocho pulgadas de agua por hora; que hallándose en la latitud (…) se hallaron con temporal del Sud-Oeste y mar muy grande del Oes-Noroeste que hizo trabajar el buque extraordinariamente, aumentando el agua de bomba a diez pulgadas por hora (…)» .

«(…) que a las cuatro de la tarde del día diez y ocho de enero se decidió, en reunión con toda la tripulación, arribar a Ferrol, corriendo con las dos gavias bajas y el trinquete al rumbo Nor-Noroeste, en dirección a la costa, trabajando mucho el buque; que a media noche del dieciocho el viento cambió a Oes-Nor-Oeste, de manera que no fue posible remontar el cabo de Finisterre, por lo cual se vino con objeto de refugiarse en Vigo, notando que el agua de la bomba aumentaba considerablemente, de tal manera que no era posible dejar la bomba de la mano; que al levantarse el sol, hallándose cerca de veinte millas de la Ría de Vigo, cambió el viento al Sud-Oeste, con mucha mar y muy cargada de niebla la atmósfera, que no permitía verse a la distancia de veinte cuatro varas; que a las nueve de la misma mañana roló el viento al Oeste, con mar muy fuerte del Nor-Oeste, no pudiendo alijar el agua que hacía el buque las bombas, por lo que continuaron picando estas constantemente; que a las once y cuarenta y cinco minutos de la mañana de ayer se vieron en la peligrosa situación de hallarse ensenados en la costa (…) advirtiendo el aumento de agua en las bombas, y todo el horizonte cerrado de niebla, por cuya razón, de acuerdo con toda la tripulación, decidieron buscar un puerto de refugio para salvar las vidas; que a la una y media de la tarde avistaron por el este el cabo de Corrubedo, a la distancia de milla y media; que en tal situación, y dando vista en corto rato a esta pequeña población, notaron que formaba una pequeña ensenada, donde además de salvar vidas podían anclar el buque, viéndose por todas partes una continua rompiente; y con acuerdo de toda la tripulación se dirigieron al punto referido, en donde entraron y felizmente dieron fondo a dos anclas con cuarenta brazas de cadena a cada una, sin que pudieran hacerlo de más por hallarse próxima la tierra (…)».

O capitán e tripulantes do Febo non sabían que a ensinada de Corrubedo era dende tempo inmemorial unha ratoneira para os barcos mercantes a vela: embarcación que entraba, embarcación que, en moitos casos, non podía saír. Con ventos do compoñente Norte a rada de Corrubedo foi moi utilizada como ancoradoiro para os barcos que remontaban a costa portuguesa para adentrarse no Cantábrico. Nos meses de verán, en que os días de nortada facía difícil a navegación e imposible remontar o cabo de Fisterra, fondear en Corrubedo foi un recurso moi socorrido, pero ¡que non rolase o vento a compoñente Sur!: non había áncora que aguantase. A única solución era tentar saír librando puntas, para o que podían facer bordos durante días sen conseguir desembocar a ensinada e, por esgotamento da tripulación, rematar a travesía dirixindo o buque á Praia, co obxectivo de salvar vidas y haciendas

Amais de que a brickbarca Febo facía moita auga, motivo polo que probablemente tiña problemas de goberno, parece evidente que o capitán Losca descoñecía como era este tramo de costa, e cando se decatou da problemática situación da rada de Corrubedo, xa era demasiado tarde. «(…) pero desgraciadamente, transcurridos seis minutos, las anclas no aguantaron el buque, y este vino a encostar sobre unas piedras donde se halla, y por consecuencia se fue a pique, de forma que a las cinco se hallaba completamente perdido, y a las cinco y media abandonaron la nave, saltando en tierra todo el personal, consistente por todos de quince hombres (….) por lo que dentro de las 24 horas de su arribada protestan una, dos, tres y las más veces necesarias contra el mar y el viento (….)».

O que pasou despois, podémolo supoñer. Nun primeiro momento tiveron que ser auxiliados polos veciños de Corrubedo porque o punto en que pensamos que «encostou» a embarcación foi nas rochas existentes entre as praias da Robeira e a da Robeiriña. A esta conclusión chegamos por dous motivos: o primeiro porque segundo o relato do capitán cando fondearon a embarcación o vento era do Oeste, polo que os abrigos máis probables, aínda que escasos, estaban na praia do Prado e a da Robeira. O segundo motivo foi o lugar onde se depositou o carbón salvado do naufraxio: a salgadura que hoxe coñecemos como a dos Mariño, ao comezo da Praia da Robeiriña.

Este último dato sabémolo polo contido doutros dous documentos. O primeiro foi outorgado na Pobra do Caramiñal o 13 de febreiro e  asistiron ao acto, amais do notario titular da Pobra, o capitán Losco, o representante británico na contorna e o comprador dos restos da embarcación. «En la villa de la Puebla del Caramiñal a trece de febrero de 1868 (…) presente don Vicente Losco y Cahia, mayor que dice ser de sesenta y cinco años, casado, capitán de la Bric-barca denominada Febo, de la matrícula de Malta, vecino de la ciudad de la Valetta, en esa isla, asistido por el vicecónsul de su Majestad Británica en Carril (…) de una parte, y de la otra don Adolfo Domínguez Romero, mayor de treinta, también casado y fomentador de salazón de pesca del puerto de Corrubedo [3], a donde reside, y vecino de la ciudad de Sevilla, y expusieron: que el diez y nueve próximo anterior ha naufragado la Bric-barca nombrada Febo, del que es capitán don Vicente Losco, cuyo naufragio ha tenido efecto en la rada del puerto de Corrubedo, a causa del gran temporal que entonces reinaba, y sobre el que el veinte del propio enero ha otorgado el Losco la correspondiente escritura de protesta ante el notario vecino del puerto de Palmeira don Manuel Torres (…) la embarcación procedía de Liverpool con cargamento de carbón en piedra (…) todos los efectos que han podido librarse del mismo se depositaron, por su orden, en un almacén fábrica de salazón de don Salvador Soler [4]; y como consecuencia del naufragio el buque se halla ya sumergido (…) tras su reconocimiento los peritos rindieron la siguiente declaración: en el puerto de Corrubedo a treinta y uno de enero de 1868, presentes don Juan Parada y don Víctor Segura, vecinos de Santa Eugenia de Ribeira, capitanes y peritos oficialmente llamados por el señor Ayudante de Marina del Caramiñal, reconocen el Bric-barca náufrago llamado Febo que se haya cargado de carbón de piedra, procede aplicándose todos los recursos que la ciencia para hacer viaje, declaran que es imposible salir del sitio en que se halla por hallarse abierta la proa y banda de babor, próximo a dejar la roda rendida completamente por la banda de estribor, situado su tercio de popa sobre la piedra viva (…) una vez que los peritos nombrados tasaron los restos por lotes (…) primer lote, casco y cargamento de carbón por diez y nueve mil reales de vellón, segundo lote palos, velas (…) sumando un total de sesenta mil cien reales. Presentaron ofertas: don Marcelino Barreras por seis mil escudos, don Adolfo Domínguez seis mil sesenta, don Victoriano Martí, de la Puebla, seis mil cien (…) don Adolfo subió a seis mil doscientos (…) subiendo alternativamente hasta los siete mil doscientos, momento en que se acordó prórroga de tiempo para la subasta (…) continuando hasta los ocho mil escudos ofertados por don Adolfo Domínguez quien hizo finalmente la mejor postura (…)».

Coa información do documento anterior non podemos confirmar en cal das dúas salgaduras que Salvador Soler tiña en Corrubedo se depositou o carbón recuperado do Febo, e por tanto determinar con máis exactitude o lugar do naufraxio, pero si coa dun segundo documento, asinado catro anos despois do naufraxio. Trátase da escritura de alugueiro dunha das salgaduras de Salvador Soler Domenech ao seu fillo Salvador Soler Ferrer. «En la parroquia del Caramiñal a 5 de julio de 1872 ante mi (…) presentes don Salvador Soler Domenech, de 54 años, de una parte, y de la otra su hijo don Salvador Soler Ferrer, de 25, ambos casados, fomentadores de salazón y vecinos de este pueblo, y dijeron: (…) que el don Salvador Soler Domenech es dueño y poseedor, a nombre propio, por compra que hizo a don Ventura Pijuan (…) de una fábrica de salazón de pesca de planta baja, situada en la playa mar del puerto de Corrubedo (…) que se compone de una cocina (…), la prensa o muerto para 32 bultos, con sus cubiertos, dos pozos para el depósito del saín (…) comprende una superficie de 1.851 varas cuadradas, o sea 1542 metros y medio. Sus lindes: Levante, otro almacén de don Gerardo Ferrer, Poniente, Norte y Sur arenal y camino de carro (…) conviniendo el arrendamiento de la finca por cuatro años a su referido hijo (…) por 350 pesetas anuales (…). Se respetarán los lagares o pilos que en el día se hallan ocupados por el arrendante con carbón en piedra, y tan solo hará uso de ellos el arrendatario a la vez que vayan quedando desocupados, igualmente que el cuarto de la tribuna que también se halla ocupado con dicho carbón (…)». Con esta información non cabe ningunha dúbida que a salgadura onde se depositou o carbón era a que naqueles anos tiña Salvador Soler na praia da Robeiriña, e polo tanto, podemos situar o lugar do afundimento nas rochas existentes entra a praia da Robeira e a da Robeiriña.

Así que se pasean pola beiramar deste tramo de costa e se atopan con algunha pedra negra, agora xa saben de onde veu. Do mesmo xeito, mentres tomen un viño nalgunha das terrazas dos bares do peirao e miren cara ao mar, deixen voar a imaxinación e tenten poñerse no pelexo de aqueles 15 homes naquela tardiña de inverno de hai preto 150 anos.

En Esteiro a 10 de xullo de 2021

Santiago Llovo Taboada


[1] Información extraída do Rexistro da Boureau Véritas de 1868 e achegada por Jesús Emilio Ferrer Jaureguizar.

[2] Óleo denominado «Barque» pintado en 1910 polo pintor inglés asentado en Chile Thomas Somerscales.

[3] Adolfo Domínguez actuaba como apoderado de José Ferrer Casellas, o Marles 2º, que era quen realmente mercou os restos.

[4] Salvador Soler Domenech era un catalán orixinario da vila xerundense de Lloret de Mar e establecido definitivamente na Pobra. No momento deste naufraxio tiña dúas salgaduras en Corrubedo, esta coñecida como a da familia Mariño e outra na Praia da Robeira, hoxe en día a restaurante Benboa.