Es un termómetro palpitante, un alado medidor de las tensiones que afligen a nuestra sociedad hiperventilada: Charadrius alexandrinus o chorlitejo patinegro o píllara das dunas.
La ong SEO/BirdLife —organización ambiental decana en España— la ha declarado Ave del Año 2019 tras una reñida cuestación popular en la que se impuso por un puñado de votos (51.879 por 48.990 y 45.330 de sus contrincantes) al aguilucho cenizo y al alcaudón real.
Una primavera más, esta frágil criatura ha anidado en Corrubedo.

No son muchas, apenas treinta, las playas gallegas que suelen tener el privilegio de acoger en su seno a una de estas aves en época de cría. Tres de esos arenales pespuntean nuestro cabo: Espiñeirido, Balieiros y el parque dunar.
Deberíamos felicitarnos por ello. Esta pequeña e inquieta especie, de entre 15 y 17 centímetros de longitud, está catalogada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como «vulnerable», esto es, que tiene probabilidades de correr peligro de extinción a menos que mejoren las circunstancias que amenazan su supervivencia y reproducción.
No es de extrañar, por tanto, la aparatosa estructura que protege el nido ni el cartel de alerta.

No. No vamos a decir dónde está el nido [lo habíamos hecho en Instagram y alguien que nos consta sabe mucho del tema nos tiró amigablemente de las orejas aconsejándonos cambiar el texto para no concretar tanto…]. Bastantes son ya las amenazas que se ciernen sobre él. Las podéis leer en multitud de sitios: el turismo de toalla y sombrilla, la construcción descontrolada, los perros sueltos, los gatos domésticos, la limpieza de las playas con medios mecánicos… En ciertos puntos de la península Ibérica se ha llegado a perder en una década el 70% de su población.
Pero nosotros queremos acabar destacando aquí una historia de supervivencia. La de la píllara Campeona.

Fue anillada en 2014 precisamente aquí, en el parque natural de Corrubedo. Lo hizo una investigadora de la Universidad de Santiago de Compostela, María Vidal Malde, responsable de la tesis doctoral El chorlitejo patinegro (Charadrius Alexandrinus) en Galicia antes y después de la catástrofe del Prestige.
Al año siguiente, el chorlitejo regresó a las costas gallegas, pero esta vez para criar en Esmelle. Y desde entonces no ha fallado ni una primavera en el arenal ferrolano, ganándose a pulso el apelativo con que se la conoce al resistir contra viento y marea.

Este pasado 9 de abril ha vuelto a ser vista. Por muchos años.

Actualización del 5 de junio de 2019. Llevábamos unas semanas preocupados porque la jaula protectora había desaparecido de su ubicación (ahora ya podemos precisar el punto: Balieiros), presuntamente por la acción de algún animal sin identificar… Y no sabemos si una cosa tiene que ver con la otra pero, según ha informado la Xunta, la semana pasada nacieron dos ejemplares de chorlitejo en el Centro de Recuperación de Fauna Salvaje de Santa Cruz que fueron incubados artificialmente después de ser recogidos «en las inmediaciones de una playa de Corrubedo, ya que el nido se encontraba en una franja de arena que iba a ser alcanzada por las mareas vivas». Hurra por ellos.
01/05/2019 at 16:24
Os de Corrubedo deberíamos sentirnos orgullosos de que esta fermosa ave ainda crie nos nosos areais.Ogalla podamos seguir tendo a sorte de seguir véndoa por moitos anos.
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